Dos médicos de Wuhan sufrieron alteraciones en la pigmentación de su piel después de sufrir una infección grave por coronavirus que puso en peligro sus vidas. Los doctores Yi Fan y Hu Weifeng, del Hospital de Central de Wuhan, mostraron una pigmentación más oscura que podría deberse a una función hepática anormal tras dos meses de tratamiento para superar la enfermedad. No obstante, su pigmentación facial volvió a la normalidad después de haberse recuperado.
Según los médicos, el hierro que ingresa al cuerpo es metabolizado y almacenado por el hígado, pero si el hígado de un paciente se ha lesionado y no funciona, el hierro fluirá a los vasos sanguíneos, lo que aumentará la cantidad de hierro en la sangre. El suministro de sangre a la cara podría aumentar fácilmente la pigmentación facial, y la disfunción hepática a largo plazo causa anomalías metabólicas y es propensa a inducir una pigmentación aumentada.
Según la publicación especializada The Lancet, en muchos enfermos de coronavirus con infecciones leves y graves se encontraban anomalías en la función hepática, además de los frecuentes daños que ocasiona el COVID-19 en los pulmones. El daño hepático también puede estar relacionado en otros casos con los tratamientos para tratar la enfermedad. El corazón, los riñones, el tracto digestivo y el sistema inmunitario también se pueden ver afectados por el virus. En el caso de la piel, en algunos pacientes también se han evidenciado graves daños.
Vencieron al COVID-19
Yi Fan y Hu Weigeng, de 42 años, se contagiaron por el coronavirus durante su atención a los enfermos y pasaron al grupo de los contagiados el pasado 18 de enero. Ambos médicos pasaron por tres centros sanitarios con el fin de curarlos, ya que en un principio habían sido derivados a un hospital dedicado en problemas pulmonares. La mutación del cambio de color en la piel produjo una gran sorpresa tanto en los médicos que los atendían como en ellos mismos, y coinciden que esto fue producto del daño hepático sufrido durante todo el proceso.
Uno de los enfermos (Yi) estuvo 39 días conectado a una máquina llamada ECMO hasta que logró superar el coronavirus. Aún así, el mismo doctor, que es cardiólogo, explica que siente trauma: "Cuando recobré la consciencia y luego de conocer mi condición, me sentí aterrorizado. Tenía pesadillas constantemente". En cambio, su compañero de lucha (Hu) lo tuvo aún peor, ya que estuvo ligado a esa misma máquina (ECMO) durante 99 días y, aunque su salud sigue delicada, ya puede hablar desde el 11 de abril pasado. Su profesión es urólogo.
Otros profesionales achacan que ese cambio de aspecto temporal en la piel de Yi y Hu de debe a una de las drogas utilizadas para curarlos del coronavirus.
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